En los foros te puedes encontrar cualquier cosa. Son la evolución lógica de los chats y perviven en este mundo de redes sociales y horror vacui. En uno de ellos me topé con el trailer de este documental "Empire of Dust", en perfecto chino y swahili, pero con subtítulos en inglés, que podéis encontrar en Youtube. Aunque yo recomiendo que paguéis al que lo rodó, el belga Bram Van Paesschen. No esperéis un aluvión de datos y análisis. El director simplemente coge la cámara y se dedica a grabar lo que ocurre a los protagonistas durante varios días en el transcurso de su trabajo.
Estos son Eddy, intérprete, un congoleño que habla chino (cómo y por qué lo aprendió de seguro que daría para otro documental) y el señor Lee, quizá no sea su verdadero nombre pues no lo recuerdo, un chino de la compañía asiática Crec7 encargado de conseguir los materiales para construir una carretera que una el poblado de Kilamba con el de Labamba. Es posible que tampoco sean sus nombres reales. Es que con los nombres no me hallo. Un primer vistazo del señor Lee nos revela que le suda la polla todo. Y con razón. Va despeinado a todas partes, con la ropa sucia y los botones de la camisa desabrochados. Su superior le tiene que decir que se adecente cuando esté delante de la cámara. Al fin y al cabo los ojos de occidente estarán puestos sobre él como personificación de las políticas chinas en ese rincón oscuro del mundo. Muchas veces durante el documental me preguntaré cómo dejaron grabar al belga. Este es uno de los motivos por los que muchas veces me parece que es todo simple actuación.
El documental se ve salpicado de fragmentos de programas de radio locales para añadir algo más de trasfondo a lo que vemos. Si aquí ya da miedo Francino, porque a los miembros de la Legión Radiofónica mejor ni nombrarlos, Carlo Kalombe locutor de Radio Manika, ni os cuento.
Los chinos que trabajan en la empresa, casi todos jefes y supervisores, comentan que están por encima de los trabajadores negros en la escala social porque ellos provienen de un país más desarrollado que el suyo. Cómo ha cambiado el comunismo en China. Para ser sinceros, nadie diría hoy día que lo del país asiático sea una aplicación del socialismo real, más allá de un control político no muy diferente del que disfrutamos en occidente. Allí hay un partido y aquí hay uno y medio. ¿Cómo un tío que tiene que trabajar los siete putos días de la semana se puede considerar superior a otro? Yo no lo entiendo pero al chino le basta un puñado de yuanes más en el bolsillo que a sus compañeros para pensarlo.
Descubrimiento cultural número 1: Los negros se ríen de la forma de hablar de los chinos igual que se "líen" los blancos. Vamos, que reírse de un chino es universal.
Llegada la hora de comer me sorprenden dos cosas: una, Eddy se sienta a comer junto a la puerta, impidiendo entrar a cualquiera a su casa. Y quien dice casa dice contenedor con cuatro agujeros, y dos, los chinos hablan de estiércol mientras comen arroz en orinales. Y luego alguno se queja de que escupan en la calle. ¡Si eso es lo más suave que pueden llegar a hacer!
La hora y cuarto de metraje, no sé si dura más porque lo he visto en Youtube, trata sobre los esfuerzos de los chinos por intentar que los congoleños trabajen, mientras estos echan las culpas de los retrasos o los fallos a los kenianos, los zulues y los jibaros, como son todos iguales... Menos los congoleños, que lo hacen todo bien. Es incluso adorable ver cómo Eddy, angloparlante también, le espeta a un keniano que en su país se habla francés y no el inglés con el que se expresa el keniata con el que charla. Eddy no es consciente de que todos los carteles que se pueden ver están en chino. Si algo dejaron los franceses, o los belgas, en este caso, en el país, es el chovinismo francófono.
El señor Lee y él van a comprar pollos y tras intentar ser estafados por el vendedor, el chino llama vago a Eddy por no ayudarle a meter una gallina en una bolsa. ¡Llama vago al tío que habla tres idiomas! Qué no llamará a los demás... El congoleño no se lo toma a mal y se van a comprar piedras. Y ya tiene que estar jodido un país para que te cueste dios y ayuda comprar un puñado de rocas, claro que el chino no lleva dinero para pagar, así está complicado.
Cae la noche en el campamento de trabajo y los congoleños aprovechan para fumar mientras comentan cómo los chinos les llaman monos. Estos, en venganza, les llaman cerdos. Todo muy "Animal Farm". En un momento absolutamente épico, y espero que real, se escucha la emisión de Radio Manika. El locutor dice que se ha cansado de trabajar pese a que queda una hora de programa, que pondrá una cinta que se rebobinará sola y volverá a reproducirse, y que si alguien tiene alguna queja, que vayan a buscarle al bar. A partir de ahora soy fan de Carlo Kalombe de por vida.
Otro día más en Kalimba y el señor Lee, algo más aseado, se queja de que los negros conducen como si escaparan de la policía, destrozando los vehículos. A continuación, más quejas de cómo las infraestructuras del país que construyeron los europeos están en ruinas. Pero el señor Lee no es tan malo como pinta en pantalla. Según comenta Eddy, esa mañana oyó decir que su trabajo no es bueno. El congoleño no entiende que la responsabilidad recaiga sobre el asiático cuando están faltos de material por culpa de sus negligentes compatriotas. Poco le auguro al chino en la compañía, y el que vaya de recambio seguro que se las gasta peor.
Con todo, no solo reciben los congoleños, en un momento dado, el señor Lee intenta medir un camión y exclama enfadado que el metro que le han dado es una mierda pues solo llega a un metro. "Por supuesto, está hecho en China", responde sonriente Eddy. Una victoria pírrica.
Que curioso los chinos, por cierto, puede que estén enfadados y jugándose la vida pero sonríen como si estuvieran puestos hasta el culo de coca. O puede que simplemente al señor Lee le sude la polla todo.
Cuando queda poco para el final, este comenta la razón de ser de la presencia china en Africa: infraestructuras por minerales. 2.100 millones de dólares cree que ha invertido su gobierno en ese país y todavía no han visto un grano de mineral. Imagino que los motivos para que estén allí son otros, porque si no, les van a engañar como a chinos, nunca mejor dicho.
Por si no faltaban momentos épicos, otro más. La visita del gobernador de la provincia que pasa revista a la sociedad civil a ritmo de pachanga mientras un militar camina a su lado al paso de la oca. Impagable. El discurso del gobernador está a medio camino entre el charlatán que vendía crecepelo en el Far West y un político cualquiera del PP.
El tramo final del documental condensa la temática del mismo. Es una breve disertación sobre cómo los congoleños han despilfarrado la herencia dejada por los belgas y no han aprendido nada. De paso, el señor Lee aprovecha para llamar borrachos a los congoleños y a los hijos de Balduino.
Este documental me ha dejado una sensación de cierta incomodidad. Desconozco la situación del país, si los congoleños no tuvieron o no tienen la oportunidad de desarrollarse individualmente o si carecen del amor propio que les lleve a querer mejorar como personas y como nación. Posiblemente sea una mezcla de ambas cosas. Se retrata a los africanos como almas en pena, sin impulso vital, al menos para el trabajo, que se agrupan frente a las vallas de la compañía en busca de trabajo. Quizá no sería muy diferente de lo que viviríamos en España si nuestra economía no estuviera sostenida por el Banco Central Europeo. O quizá es que los congoleños son los andaluces de África. A saber.
Lo bueno es que he aprendido una expresión en swahili muy útil para el mercado laboral español: kata makuta, esto es, reducción de sueldo.
Addendum: buscando información para completar el post, he descubierto que tanto Radio Manika como Carlo Kalombe son inventados por el director. Me da igual, pienso mencionar la anécdota del locutor de radio siempre que pueda.
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Excelente análisis, sólo te han sobrado las referencias al PP (demasiado quemado) y a los andaluces (demasiado típico)
Carlo Calombe for president!
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