The last man on Earth proponía una idea interesante: mostrar un escenario postapocalíptico cómico en el que el "único" superviviente de un virus mortal que había acabado con toda la vida en la Tierra, hacía todo lo que hemos pensado alguna vez que haríamos nosotros en caso de vernos en una situación así: visitar la Casa Blanca, robar objetos icónicos de la cultura pop, bañarnos en alcohol y vivir en una lujosa mansión. Todo eso mientras vamos perdiendo la cordura lentamente, víctimas de la soledad más absoluta.
Obviamente, expandir esta propuesta más allá de un par de episodios habría necesitado de un estrujamiento de meninges que quizá no recibiría el beneficio proporcional, así que se solventó la continuidad del show introduciendo a más supervivientes, la mayoría mujeres, curiosamente, siendo los hombres que aparecen posteriormente carne de cañón para la picadora dramática en la que se transforma la segunda temporada.
De la primera no tengo ninguna queja. Era original, divertida y fresca. En la segunda sufren el síndrome de la granja de The Walking Dead, el grupo de supervivientes se asienta en un chalé de Malibú y durante no sé cuánto tiempo se van desarrollando unos personajes que van perdiendo vis cómica episodio a episodio. Empezó a morir gente, a aparecer nuevos personajes que iban muriendo a no mucho tardar, y al final, en esta tercera temporada, al estar perseguidos por un asesino psicópata se trasladan del chalé a un complejo de oficinas autónomo.
No recuerdo muy bien en qué temporada ocurría qué cosa. La culpa es del parón navideño de tres meses que hizo que me olvidara de la existencia de la serie, cuando no menos de lo que les ocurría a los personajes. Mi mente me dice que ha habido 5 o 6 temporadas, pero la IMDB asegura que han sido solo tres. No se sabe si habrá una cuarta. No la han renovado aún, ni creo que lo hagan. Se ha convertido en una serie postapocalíptica más, enfocada a unos personajes cuya importancia está sobrevalorada.
El capítulo más interesante es en el que descubren que las centrales nucleares del país han reventado (y tardarían menos de dos años en hacerlo en la vida real), y deben abandonar el complejo. Eso ocurre casi al final. Deciden volver a Los Ángeles para coger un barco y navegar a México pero son sorprendidos por el psicópata, que en el último suspiro muere a manos de una nueva superviviente, a la que antes habían dedicado un capítulo entero.
El problema de todas estas series donde la civilización se ha derrumbado, es que solo mantienen el ritmo cuando los protagonistas están en la carretera, pero hasta ahora en ninguna de ellas he visto que se dirijan a un punto en concreto y una vez alcanzado se termine la serie. Por ejemplo: imaginemos una plaga de zombis. El protagonista vive en su ciudad, haciendo pajaritas para sobrevivir. Estalla el desastre, se narra cómo sobrevive a los envites iniciales de la plaga. Vale, le dejamos que vague sin rumbo un poco, pero luego que se entere, por lo que sea, que existe un lugar, a tomar por saco, al que tiene que llegar para estar seguro. Durante el viaje conocerá a gente, se le unirán, descubrirán cultos apocalípticos, milicias armadas, locos psicópatas, pueblos que fueron totalmente quemados, leyendas que se van contando, búnkers, no sé, se trata de añadir un componente aventurero a estas historias y que no se quede en un mero "la gente es peor que un bicho que te quiere comer la cabeza, y no me refiero a un testigo de Jehova, vamos a ir dando vueltas hasta que nos maten a todos, con paradas puntuales en sitios aburridos because falta de presupuesto".
Volviendo a la serie, si sería tan anticlimático y previsible el final, que pensé que todavía quedaban más episodios por emitirse. No me pareció un cliffhanger de final de temporada.
Sea renovada o no, mi viaje con la serie de Will Forte ha llegado a su fin. Y si carecéis de tiempo libre, el vuestro seguro que también.
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