La colección Ultimate fue un intento por modernizar a las primeras espadas de Marvel, una forma de introducirlas en el siglo XXI y modificarlas de tal manera que no desentonaran demasiado con lo que se podía ver en las primeras películas sobre dichos personajes, como X-Men o Los 4 Fantásticos, y que conectaran con un público ya adulto al que no podías vender demasiados colorines alegres porque los colores vistosos son de niños y de gays.
Así, nos encontramos con un Nick Fury negro, los XMEN usan como transporte un B2 en lugar del icónico SR-71 Blackbird, un bombardero en lugar de un avión espía, y se hacen referencias explícitas al gobierno norteamericano, el presidente es George W. Bush y no un politicucho inventado durante una borrachera de Stan Lee. Esta puesta al día se nota en hechos como que los mutantes de Xavier se entrenen para detener a un terrorista con una bomba sucia, un temor muy presente en la primera década de los 2000 en la sociedad americana pero que no asusta hoy día ni a las viejas, y se hace referencias a productos pop del momento como Piratas del Caribe. Curiosamente, hacen de estos cómics un producto perecedero, pues dentro de 20 años vete a decirle un niño que se lea un tebeo donde se habla de Lady Gaga. Claro que lo que interesa es venderle a ese niño un cómic en el futuro. El pasado no renta.
En este Ultimate X-Men se vuelven a contar las aventuras de siempre: la lucha contra Magneto, contra los centinelas, Legión e incluso con un Dr. Siniestro convertido en un perturbado pandillero asesino al servicio de un Apocalipsis que resulta ser un muñeco. ¡Un muñeco! ¡En sabah nur es un jodido maniquí!
Ahí radica el principal problema de estos 50 números: es algo que ya he visto repetido millones de veces. Contada de forma algo distinta, con elementos actuales, aunque hoy día desfasados, pero al fin y al cabo lo mismo.
Hace décadas que los cómics de superhéroes, o mejor dicho, los superhéroes clásicos han quedado estancados en un ciclo infinito de muerte y resurrección que solo puede atraer a los más acérrimos fans y a savia nueva que desprecia el pasado de sus personajes favoritos. He perdido la cuenta de las veces que he visto a Peter Parker llorar la muerte de su tío Ben y quedar al cuidado de su tía May, y por mucho que la hagan más follable a cada iteración que pasa, mi interés por leer, o ver, de nuevo una historia de inicios es cero.
Desde mi humilde opinión, Marvel debería dejar a sus personajes de toda la vida, al menos en el formato cómic, en la gran pantalla los puede exprimir un poco más. Aunque para mí, por ejemplo, Lobezno está muerto. Punto. Debería crear otros personajes nuevos, otras historias, otros lugares, otras organizaciones, incluso debería probar suerte con otros géneros, como hacía hace siglos. Dejad descansar a todos estos pobres superhéroes, que puedan dormir el sueño de los justos y dentro de 20 años protagonicen un sonado comeback.
La serie no se acaba en el número 50, de hecho en este se introduce al personaje de Gámbito, que por suerte no había aparecido antes, pero son los números que tenía descargados y ni me voy a molestar en buscar los siguientes. Hay que apoyar el cómic comprando ejemplares, pero yo solo pago por lo mismo una vez, el resto...
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