Ah vale, que no me enteré bien. Han pasado 9 meses según la chica del anuncio con el que nos ponían en antecedentes en el primer capítulo y que ahora nos recuerdan antes de poder ver lo nuevo de la serie de Del Toro.
Aparece el primo de Gus, que trabaja en una fabrica de procesado de barritas alimenticias, que es lo que consumen los humanos tras el apocalipsis vampírico. Algo que no me ha quedado claro es qué sentido tienen las instalaciones de procesado de gente cuando la gente da su sangre voluntariamente y se puede ir renovando... que es mucho mejor que drenarlos hasta la muerte y perder una fuente de alimento. Imagino que por muy sobrenaturales que sean, los vampiros no pueden desprenderse de la ilógica forma de esquilmar recursos de los seres humanos.
Vemos por fin a la Rubia hacker, con muy mala cara. Y no es para menos pues está en un centro de maternidad planificada creado por el nuevo régimen, siendo sometida a una revisión ginecológica. No le debió hacer mucha gracia cuando le dijeron cual sería su primera aparición:
- Hola, director. Aquí estamos de nuevo.
- Bienvenida, Rubia hacker.
- ¿Con qué vamos a empezar? ¿Una pelea contra varios strigoi? ¿Una infiltración en la guarida del Maestro?
- No exactamente. Te vas a tumbar ahí y te vas a abrir de patas.
Para conocer cómo se ha llegado a esa indecorosa, pero por otra parte natural, situación, nos enchufan un flashback. Resulta que la rubia fue con Setrakian a comprarle medicinas al chicano ninja y al volver su edificio, le habían metido fuego. Como dentro estaba el Oxido Lumen pues tuvo que entrar, con tal mala suerte que tras esconder el libro en un lugar seguro, fue capturada junto con el profesor.
Sinceramente no se que hacían viviendo allí. En en libro se encontraban en una isla cerca de Manhattan, pues los vampiros no pueden cruzar el agua pero aquí, volvemos a lo de Fett y la bomba, mejor grabar en Milwaukee que en la gran manzana. Si no mejor, más barato. Tampoco aparece en los libros la rubia hacker, todo sea dicho.
Esta temporada, o al menos el comienzo, va a tratar de cómo las personas se pueden llegar a acostumbrar e incluso prosperar en un régimen injusto y malvado. Las analogías con la Alemania nazi son triviales y saltan a la cara cuando Setrakian comenta que ya ha visto antes la estampa que se desarrolla en uno de los centros de la libertad a los que son trasladados, con las mujeres siendo separadas de sus familias, golpes a la gente, vampiros que hacen de perros asustando a todos, etc. La maldad del hombre que siempre sale a flote, pues la mayoría de los que controlan a sus congéneres son humanos, pues al Maestro no le interesa que haya muchos vampiros. Más comida a repartir.
Los hermanos del guetto que salvaron a Eph el episodio anterior son la llamada a los ciudadanos a involucrarse en la política, a no esperar que sean otros los que solucionen los problemas. Las analogías con la sociedad americana en tiempos de la administración Trump, son de nuevo triviales. Como cualquiera podía imaginar, Eph se une a ellos en su guerra contra los vampiros. Ha recuperado la fe en la lucha. Apenas ocupa esta trama cinco minutos.
Poco más ocurre en un capítulo centrado en la clínica donde se buscan crear humanos con sangre de tipo B, la preferida de los vampiros. No hay mucho de donde rascar. Ha sido un coñazo de segundo episodio. De no estar en la última temporada, me plantearía dejar la serie. Al menos creo recordar que no sale el niño hijo de puta. Qué de hostias le daba.
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