Algo que me saca un poco de quicio últimamente son las licencias espacio-temporales que se toman las series. Juego de tronos es el caso más extremo, con flotas que recorren miles de kilómetros en el tiempo en que a Jon Nieve se le cae un moco, aunque es justificable porque los productores lo único que quieren es parar la sangría de dinero lo antes posible. En The Strain tenían bastante bien controlados los tiempos hasta este episodio. Eirchost, al que en la anterior entrega veíamos imitando al flambeado de Moe, reaparece en mitad de un bosque de Nevada o Montana, en busca de Fett y su pandilla. ¿Cómo ha llegado allí? Igual en taxi, porque tras matar a los cazadores que ayudaron a conseguir la bomba atómica, les roba el camión cual Vaquilla vampírico. Claro que como no sabe conducir deja a uno vivo para que le haga de chófer. Vamos, que tiempo para aprender a conducir ha tenido el hombre este. Será que a los nazis les gusta que les lleven.
No recuerdo mucho más de este episodio. Debería haber escrito la reseña nada más verlo pero... algo mejor tendría que hacer, sin lugar a dudas. Ah, Quinlan y Fett cogen un avión con la bomba rumbo a Nueva York, y aunque Eirchost intenta impedirlo, logran huir gracias a la contribución de la doctora de The Last Ship, que prefiere vivir sola rodeada de gatos a morir junto a un novio. He ahí un ejemplo de mujer empoderada. Además le mete un tiro al nazi. No se ve más pero es de suponer que este en venganza la mate, porque está a pocos metros de él. Veremos en el próximo capítulo.
Luego está el tema del flashback teaser de Quinlan en el Londres del siglo XIX. Va en busca del Maestro a la casa de opio donde su chochete fue a buscarle a él, porque ya que estaba el escenario montado no iban a perder el tiempo en recrear cualquier otro lugar de la capital inglesa. Cuando va a matarlo duda, porque no quiere morir ahora que sabe lo que es follar, lo que aprovecha el Maestro para inmovilizarle con su propia espada y correr a la mansión donde la madre y la hija morirán poco después y comenzarán a convertirse en strigois justo cuando Quinlan llegue a la mansión. Este considera que es un buen momento para desmaquillarse y ya está. Y digo yo, ¿por qué no deja vivas a las muchachas el Maestro? Al fin y al cabo es su existencia la que ha prevenido su muerte. Quitándolas de en medio hace que Quinlan quiera matarle con más ganas aún. Si las hubiera dejado vivas siempre habría tenido una pequeña ventaja sobre el Nacido, que ahora pierde.
Vamos a ver. Podría considerar interesante estos flasbacks si trataran un tema: ¿cuál es la motivación del Maestro? En el siglo XX está claro que busca imponer su dominio sobre todo el orbe, esclavizar a los humanos, etc, etc, pero ¿pretende lo mismo en el 1800 y pico? ¿Su único fin es acabar con Quinlan y luego ya se verá? Lo cual me lleva a cuestionar la necesidad de convertir a mucha gente al vampirismo. Vale que necesite a un par para que abra la puerta de casa cuando vayan las vendedoras de Avon o para que le laven los calzoncillos, pero si convierte a muchos humanos, estos responderán, no podrán ocultar los relatos sobre muertos que vuelven a la vida y prenderán fuego a todo lo que pillen y sin la ventaja de los Strigoi de poder andar a plena luz del día. Claro está que de este tema no se hablará, porque ¿para qué? Quedan cuatro capítulos, ¡cuatro! y ni rastro en este episodio de Setrakian, el chicano ninja o Eph, al cual me da que no veremos más junto al resto del equipo. Morirá en el centro de procesado de personas junto a Sexy ebony, alejado de todo y de todos.
Ah, ya decía yo que muy corto debía de haber sido este sexto capítulo, pero no, es que el niño hijo de puta tenía varios minutos. Y bien que los ha aprovechado haciendo que su vampiro pulga mate a la asistenta, a la que pilló besándose con su novio. Eso en Texas te lleva a la silla eléctrica. Su parte, para ser sinceros, me la salté, suerte que el pequeño bastardo al final haga un resumen de lo que hizo en el episodio. Creo que no queda nadie en este hemisferio que no espere que el niñato muera de la forma más terrible posible.
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