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La guerra del planeta de los simios


Es curioso el mundo de la polémica. Una persona anónima hace un comentario desafortunado sobre los moluscos de Zanzíbar y pronto tiene encima la ira de toda la comunidad internáutica, sin embargo, hacen un remake del Éxodo de los judíos con monos, y no se ha escuchado ni la más mínima queja al respecto.

El título es engañoso, como el poster, y un claro cebo para que los millenials acudieran al cine en busca de sangre. No hay una guerra en sí entre humanos y simios, sino más bien entre humanos. ¿Y por qué? No me enteré muy bien, pero creo que Woody Harrelson, interpretando a un coronel kurtzaniano, se declaró en rebeldía al usar métodos expeditivos en el tratamiento de una nueva mutación del virus que está privando del habla al ser humano y que amenaza con devolverle a un estado animal, mientras que hace a los simios más inteligentes. Qué puta es la naturaleza a veces. O siempre. 

La película comienza con una incursión de soldados humanos contra el campamento de César. Los monos son más y están más adaptados al terreno y pronto aplastan el ataque, salvándose únicamente un puñado de soldados, que son devueltos a su base con una oferta de paz por parte del líder simio. Sorprende encontrar entre los atacantes a varios gorilas, a los que llaman "Donkey" en una deliciosa referencia, que resultan ser los remanentes de los seguidores de Koba, el primate malvado que inició todo el conflicto en la segunda entrega de la aburrida trilogía, o pre-trilogia para ser exactos.

Cae la noche y el hijo de César, uno de tantos, ya que es un fucker de cuidado que va haciendo hijos a todas horas aunque luego se los matan a casi todos, vuelve de una expedición a un lugar lejos de los hombres donde su pueblo podrá vivir en paz. Deciden partir pronto, pero cuando se van a dormir, los soldados vuelven y su líder, el coronel en persona, mata a la mujer de César y a uno de sus hijos creyendo que se trataba del marido, ya que en la oscuridad de la noche todos los rabos de mono son pardos.

Como es natural, César jura venganza y, tras dejar a su pueblo marchar hacia el ansiado hogar, se embarca en un viaje tras el asesino de su familia que le llevará a asesinar al padre de una niña muda a la que no le queda más remedio que adoptar, pues ¿qué mejor sitio para una niña que un campo de batalla? Tras encontrarse con un chimpancé huido de un zoo, este les lleva a la base de los humanos, donde resulta que están retenidos todos los simios. César no tarda en caer en manos de los soldados también, y partir de aquí, lo que era una entretenida cinta de aventuras, se convierte en "Cárcel de mujeres" pero con monos y sin sexo lésbico para amenizar los interminables minutos en los que aproveché para cortarme las uñas, pies incluidas, con lo que cuesta. En estos momentos se muestra cómo son esclavizados para hacer las pirámiEL MURO que rodea la base.

En la típica conversación de exposición de la trama entre Harrelson y César, se desvelan todos los misterios y se plantea el desenlace de la cinta: una batalla repleta de explosiones y carente de emoción, de la que los simios intentan escabullirse como pueden. Mueren a puñados pero son resucitados por la magia del CGI más adelante.

Tras un buen montón de escenas de relleno más, el ejército humano aparece para destruir a los rebeldes. El coronel no puede encabezar la resistencia pues, ironías del destino, el virus le ha afectado y no puede decir "Pamplona" mientras se come un polvorón, así que termina por suicidarse. La base de los malos, con ayuda de César, vuela por los aires, y los humanos vencedores, saltándose toda regla de la guerra, corren hacia ella en manada, como animales. 

Es curioso, pero son miles, ¡MILES! de soldados. No aparecen civiles en la historia, por cierto. No imaginaba que hubieran sobrevivido tantas personas, pero bueno, es por poco tiempo porque un alud acaba con todos ellos. Fin de la humanidad que bien valdría un programa especial de "1000 maneras de morir".

Libres de la escoria humana, César, herido en la lucha, guía a su pueblo hacia la tierra prometida, y como Moisés, muere a sus puertas, sin poder disfrutar de la tierra donde mana leche y miel, y que se asemeja estéticamente al lugar donde se levanta la ciudad simio en la película original de Charlton Heston. No es el único detalle que la conecta con la pentalogía original, también están las cruces con los muertos que indican que lo que hay más allá es peligroso, el nombre de uno de los hijos de César: Cornelius, la niña humana atraída por el símbolo de un Chrysler "Nova", el hecho de que los seres humanos se estén volviendo salvajes, etc. Esto salva una cinta a la que menos metraje y un tratamiento más cuidado de la acción hubieran podido convertir en un clásico. ¡Si consiguen que te den pena animaciones realizadas por ordenador a las que has conocido diez minutos antes! 

¿Harán un remake del clásico de los 70? Difícil lo tienen, porque en esta versión de la historia no hay ningún holocausto nuclear. Entonces igual si que se hubieran escuchado algunas críticas por parte de los judíos.
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