Ahora mismo estoy delante del teclado intentando plasmar las sensaciones que me ha producido ver esta sexta entrega de la temporada final. No sé qué decir. No le he prestado atención la mayor parte del tiempo. Cuando pensaba que era imposible superar los episodios de la granja de The Walking Dead, la serie soporífera por experiencia, va esta gente y se cascan cuarenta tediosos minutos en los que lo único que pasa es que se meten de lleno en una tormenta. Y aparte alguna otra cosa más, es cierto, pero poco.
Desde siempre el único médico que nos han mostrado a bordo del Nathan James ha sido Doc Ríos. Él desembarcaba incluso a tierra cuando había que tratar heridos o se asaltaban otras embarcaciones, poniendo en riesgo un recurso muy valioso. Cuando hoy vi que presentaban a otro doctor, lo tuve claro: iba a morir. Y murió. El James Bond de saldo, anteriormente refugiado rescatado, tuvo que quitárselo de enmedio para robar las semillas. Al Paciente Inglés le descubren también y montan una escabechina mientras intentan huir del barco. El Bond de las Barranquillas muere, no si antes pasarle el paquete al Paciente Inglés, que se tira por la borda. Creo. No vi ese momento.
Lo único bueno es que aparece la hermana maciza de Jordi Wild, y por la cara, pretendidamente, de furia que pone cuando se le escabulle el Capitán Chandler, he de suponer que sus capacidades amatorias son infinitamente mayores que las artísticas. Me temo que esta es la penúltima reseña de esta serie. La próxima condensará los cuatro episodios restantes que, por descontado, no veré enteros.
Nos encontramos ante un nuevo caso de gallina de los huevos de oro que muere por sobreexplotación. Tendrían que haber terminado con la tercera temporada, o dejarla en barbecho un par de años como mínimo, que la gente la olvidara un poco y los guionistas tuvieran tiempo de escribir algo decente, no... esto. Siempre nos quedará la parte buena. También es verdad que siempre es mejor que hagan más cosas, a que no hagan nada. En este caso con más razón porque la historia a decir verdad terminó con la distribución de la cura, el resto fueron añadidos, algunos buenos y otros malos. Lo criminal es cuando se estira la historia original hasta desdibujarla. ¿He oído Lost? Qué raro, me pareció escucharlo.
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