Dicen que todas las películas de Netflix, producidas por ella vaya, o creadas para dicha plataforma ex profeso, son malas. Y puede que sea así, pero de lo que no cabe duda es que todas tienen el mismo estilo, el de superproducción low cost.
Y es que películas como "El fin de todo" o esta misma Extinction, parten de ideas con potencial desarrollo que por un presupuesto nimio no consiguen alcanzar toda su plenitud, quedando como un producto a medio gas, sin alma ni razón de ser más allá de llenar el catálogo de la plataforma para que los hipsters no se pasen a la HBO.
En Extinction tenemos de protagonista al amigo de Ant-Man. De primeras choca que este sea hispano y la mujer y las crías caucásicas; pero si en el cine hay vikingos negros, se pueden dar este tipo de cosas que se pasan las leyes de la genética por el forro. Más adelante veremos que se trata de la primera pista del giro argumental.
El prota tiene visiones de una invasión alienígena, que finalmente tiene lugar, dando lugar a un gran "ya te lo dije" porque nadie le creía, todo el mundo pensaba que estaba loco, como es natural.
En la huida del ataque descubre que las visiones no eran del futuro, sino del pasado y que tanto él como todos los habitantes del planeta son robocs, que expulsaron a los humanos a Marte cuando estos intentaron acabar con ellos poniéndoles pilas del Ikea, en una fina metáfora de lo que es Occidente hoy día y en lo que devendrá. La invasión extraterreste no es más que el intento de los humanos por recuperar su hogar tras más de 50 años en el forzado exilio marciano. Al final de la película, que no es más que una huida y exposición de la verdad, los robots se esconden bajo tierra para planear su venganza, dando esperanzas o amenazando con una próxima continuación de la historia, que por suerte no llegará nunca porque este film no dio que hablar.
Esto, que podría haber sido un peliculón, inicio de una secuela exitosa de ciencia ficción, termina convirtiéndose en una telenovela lacrimógena repleta de silencios, pues en Netflix está visto que no les llega para pagar a los músicos ni a los guionistas, en la que lo más importante son los personajes y sus relaciones. Vamos, no me jodas.
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