Era de esperar que tras un episodio cargado de descubrimientos y revelaciones, aunque fueran accesorias, vendría otro más pausado, más relajado, con menos carga narrativa: relleno, vaya. Lo que acontece en una hora podría haberse resumido en 15 minutos y me hubiera ahorrado perder un tiempo precioso que podría haber aprovechado para decirle a mi novia que la quiero: ¡Te quiero, chocho!
Es que me da pereza ponerme a resumir lo que acabo de ver, gran parte de lo cual he olvidado. Haré un esfuerzo por vosotros, mi querido público, pero será un esfuerzo simbólico, porque ahora mismo no me lee nadie.
Blackminator sigue con sus planes de huir del parque, para ello convence al dúo de operarios para que le quiten los explosivos que se esconden en su columna; un seguro en caso de que algún roboc decidiera huir, por algún casual. Como el pelirrojo quería matarla para siempre y el chino no estaba de acuerdo, una vez echas las modificaciones, que le permiten además controlar a los demás robocs del parque, coge un bisturí y raja al pelirrojo como si fuera una yonki de Tres Cantos. Por fortuna para este proyecto de demonio, Blackminator cree que puede serles útil en un futuro, o quizá se apiada de él porque da mucho asco, y permite que el chino cauterice sus heridas. Tras probar sus poderes, raja a la prostituta que venía a sustituir a la lumi sexy con ojazos, y es interceptada por los operarios del parque. Curioso, a la madame ya no se le ven las tetas de forma tan directa. pareciera que buscaran ese efecto de transgresión a través del desnudo integral para, una vez superada la sorpresa, volver a los viejos códigos puritanos de siempre para que sea aceptada por el resto de la sociedad.
Con respecto a la trama de Dolores y el rubio, estos llegan al lugar donde estuvo ubicado el pueblo primigenio en el que los robocs dieron sus primeros pasos en el duro camino de la humanidad. Tras un flashback / alucinación de Dolores recordando dichos tiempos y un intento de suicidio, son interceptados por el Cuñado, que ahora forma parte de los Confederados. Ya está. Lo único destacable de esta historia en este capítulo, es que hace que me surja una duda sobre el parque: ¿Qué pasa si el cliente tiene una emergencia sanitaria, por ejemplo, bebiendo agua del río? ¿Se tiene que aguantar y acudir a un chamán indio o al vendedor de crecepelo? ¿Lo sacan y lo llevan a una clínica hasta que se recupere y luego vuelve a entrar? ¿Ese tiempo en cama le cobran como si estuviera en el parque o más caro?
Ves, la jovenzuela del consejo sí que hace bien el papel, no como el director del FBI de Designated Survivor. Desconfía y sospecha de Hopkins por la muerte de Theresa, pero le sigue el juego porque está en su terreno y no quiere terminar como la otra. Pero en cuanto se da la vuelta el vejete, corre en busca del director de narrativa para que le ayude a sacar los datos del parque que Theresa estaba obteniendo. Para ello utilizarán al padre de Dolores, aquel que se volvió loco al ver una foto de Times Square, ante la decadencia de ese rincón de la ciudad neoyorquina.
Los guionistas se apiadan de nosotros y nos muestran cómo Bernard se cargó a su subordinada cuando descubrió el aparato del teatro, cosa que no entiendo porque eso desenmascaraba a Theresa y convenía a los planes de Hopkins. Además, ¿no estaba Bernard a tomar por saco hablando con la directora del parque? ¿Cómo le dio tiempo a llegar allí? ¿Estuvo esperando la subordinada, de la cual he olvidado hasta el mote que le puse, durante horas a que llegara su asesino? Habrá que esperar a que avance la historia para ver si se da explicación.
Y para terminar, la trama del pistolero negro, que es capturado por Teddy cuando este recuerda cómo se llevó a Dolores al establo en el primer episodio, lo cual aprovecha para contar detalles de su vida, como que su mujer se suicidó y que los problemas con Blackminator vienen de lejos, de cuando el pistolero negro mató a su hija y a ella, momento en que este descubrió el misterioso laberinto, de una forma un poco deus ex, pero bueno, imagino que se explicará todo mas adelante.
Episodio de transición, pues, que no desvela más que pequeños detalles y pone la semilla para desenlaces futuros, muy futuros.
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