Yo siempre he pensado que reírse de la gente no está bien. Incluso si es mala gente, malas personas. A este tipo de gentuza simplemente se la destruye. Sin odios, sin rencores, como quien tira la basura. No hay necesidad de humillar. Sin embargo, en esta cinta basada en hechos reales, como se encarga de recordarnos en un par de ocasiones el director, una de ellas cercano el final de la película ante el esperpento que estamos contemplando, se regodea llamando imbéciles al trío protagonista, que se supone son personas reales, condenadas a muerte un par de ellos, sí, pero personas.
Mediados de los 90, Matt Damon o Mark Walhberg, he renunciado a intentar diferenciarlos, es un entrenador personal en un gimnasio cualquiera de Miami. Tiene un cochazo, músculos de atleta, se folla a strippers rusas y cree en el fitness. Pero está infectado con el virus del sueño americano, el del ser insaciable que no puede relajarse y disfrutar de lo que la vida le ha dado o ha conseguido con su esfuerzo y siempre necesita más y más, para que sus vecinos le adulen y piensen de él que es un triunfador.
A unos, este virus le lleva a abrir un bar de tacos o trabajar de camarero en Hollywood mientras saborea el rabo de todos los productores de cine que acuden al local, pero a Matt o Mark le da por secuestrar a un cliente bastante desagradable que presume de dinero, y desplumarle. Para ello cuenta con la ayuda del negro de Capitán América, y no me refiero a Steve Ditko, sino al Falcon de las películas de Marvel, y La Roca, que se ha convertido en un must en toda película que... en toda película, vaya.
Antes de empezar con todo el plan, aparece el chino de Resacón en Las Vegas, posiblemente el actor más encasillado de lo que llevamos de siglo, hasta el punto de que empiezo a dudar de que sea actor y simplemente estemos viendo a un putero asiático amante de las palabrotas y la juerga.
Tras un par de intentos fallidos y ciertamente graciosos, logran secuestrar al tipo. Pese a lo chapucero del asunto y que el secuestrado reconoce a Mark por su perfume, logran quitarle hasta el último penique, pero cuando van a deshacerse de él... fallan. Primero intentan estrellarlo en un coche contra una excavadora, pero le ponen el cinturón de seguridad y se salva; luego hacen que explote el vehículo, pero sale ileso de dicha conflagración, finalmente intentan atropellarlo pero no logran matarlo, aunque ellos creen que sí, y se largan dejando el supuesto cadaver en un descampado. Hasta aquí la película es ciertamente cómica, aunque enfocada a un humor negro que no será del agrado de muchos jóvenes universitarios que necesitan de un trigger warning antes de que salga La Veneno, que en paz descanse, por la tele.
El resto de la historia me da pereza contarla pero los errores que cometen se van acumulando hasta que al final terminan matando a dos personas a las que intentaban desplumar también. Es obvio que les pillan. Y fin. Se trata de un film de Michael Bay, por eso la poca acción que puede sacarse de estos sucesos está exagerada al máximo aunque, para ser justos, solo podremos ver una única explosión.
Hay una parte de la película que me hizo pensar. Cuando la policía encuentra al secuestrado, medio colombiano, agonizando en el sitio donde le habían atropellado, no le creen porque estaba borracho cuando le encontraron, nadie denunció su desaparición, etc, etc. Sin embargo, por un comentario que hace un comisario de policía más adelante, me da la sensación de que en la "vida real" lo que sucedió fue que al tratarse de un colombiano, aunque fuera en parte, pensaron que se trataba de algún ajuste de cuentas entre narcotraficantes, y lo dejaron pasar. ¿Será así? No lo sé, sigo sin Internet y no lo puedo mirar.
Como curiosidad, era la primera vez que veía a Ed Harris tras disfrutar de su actuación en Westworld, y he de decir que es una suerte que el papel del Pistolero Negro le haya venido en la recta final de su carrera, porque no podía dejar de pensar en el pendenciero cliente del parque robótico cada vez que aparecía en escena.
In my humble opinion, esta película consagra a La Roca como actor, en un papel de malote cocainómano con un buen fondo si no le buscas las cosquillas, que las malas lenguas dirán que corresponde a su personalidad real y no le ha hecho falta actuar, pero no seré yo el que dé pábulo a dichas maledicencias. Fast & Furious aparte, habría que empezar a considerarle una de las promesas del cine del futuro inmediato.
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