Llevaba visto apenas una hora de metraje cuando ya tenía que aguantar con mucho esfuerzo las ganas de desinstalar Facebook de mi teléfono móvil y prenderle fuego al terminal, no fuera a ser. Este docudrama recrea los actos que llevó a cabo el conocido agente de inteligencia de los USA y los hechos que le llevaron a ello, por lo cual he de suponer que todo lo que se cuenta en la película es cierto. De hecho, cosas como el espionaje global e indiscriminado o el modo de captación de "colaboradores" del gobierno americano en sus tejemanejes por la dominación mundial, eran vox populi en las entrañas de la red, allí donde moran los reptilianos y donde el Nuevo Orden Mundial lustra las cadenas con las que mantendrán esclavo al lumpen internacional. Es de agradecer que dichas teorías, fundadas hasta la... ¿deserción? de Edward Snowden en pequeños retazos de información conseguidos aquí y allá, hayan sido confirmadas por alguien que trabajó dentro del sistema en pos de un mundo mejor, solo para encontrarse con que dicho sistema estaba podrido y únicamente buscaba su propio bien y el de la oligarquía dominante en Occidente, que tan pronto te llena de refugiados un continente para derribar los costes laborales, como te monta una revolución de colores en caso de que no te pliegues a los designios imperiales. El ano de Gadaffi sabe mucho de eso.
Sobre la película en sí, quien haya seguido al detalle el periplo de Snowden no encontrará nada nuevo, creo, aunque es de agradecer que la información más relevante aparezca condensada en un documento, visual en este caso, lo cual la hace más fácilmente digerible, por lo que es muy recomendable para todos aquellos que piensen que no pasa nada por subir sus fotos de borrachera en Acapulco esnifando coca del cachete izquierdo de una rumbosa jinetera. Por desgracia, está dirigida por el polémico, y rojeras que dirían algunos, Oliver Stone, por lo que muchos americanos conservadores asociarán al pobre informático de buena voluntad, con un complot judeomasónico-comunista para derribar el gobierno de los Estados Unidos, incluso aunque haya un negro al mando.
Personalmente, me han gustado las interpretaciones, o mejor dicho, la interpretación del chaval este que salía en Looper, es que no tengo conexión a Internet ahora mismo y no quiero detener la escritura de esta reseña hasta que la recupere. Es el jovencillo ese con cara de gusiluz, pelo rizado, escuchimizado, el Jude Law de baratillo. Bueno, pues ese. Lo hace tan bien que por un momento confundes al actor con el personaje, que tiene su momento de gloria al final del film, por cierto.
Las capacidades de espionaje de las agencias de inteligencia americanas y cómo podrían dominar el mundo si lo quisieran, dejan en el espectador una sensación abrumadora de indefensión y frustración al estar en manos de un país como los USA, claro que podría ser peor y que el mundo lo controlaran los italianos. Tras ver en ciertas escenas una muestra del terror tecnológico que pueden desplegar los americanos, uno no puede más que partirse la caja, como dicen los jóvenes, cuando escucha a Obama culpar a los hackers rusos de que su tostadora le deja la cara de Putin al hacerse unas tostadas. Es como si alguien se quejara de que Steve Wonder tiene más ventaja que él al caminar por la calle de noche.
Junto con "La gran apuesta" y "Network, un mundo implacable", esta "Snowden" se convierte en una película imprescindible de visionar si se quiere comprender el mundo en el que vivimos en la actualidad, que si por un casual vienes del siglo XXII, ¿siguen teniendo las mujeres solo dos tetas? Bueno, que estamos en el año 2017, para que te hagas una idea.
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