¿Quién podría rodar una película en la que salieran desnudos traseros completos, chistes con gracia, escenas violentas prolijas en casquería fina y sangre a borbotones y una guerra mundial de por medio, que pudiera ser proyectada en la iglesia todos los domingos antes de misa? Si has dicho Terrence Malick, siento lo que el Popper le ha hecho a tu cerebro. Si por el contrario ha venido a tu mente el nombre de Mel Gibson, has acertado.
Y con esto podría terminar la reseña. Ganadora moral de los Oscar, seguramente se lo lleve ese pastiche para seres sin alma que nacieron ayer que es La la land. En una sociedad en que los ideales, las convicciones y el aferrarse a ellas son considerados propias de gente estúpida, no tiene cabida esta película que narra un episodio en la vida de Desmond Doss, el típico granjero americano del medio oeste con un padre que luchó en la Primera Guerra Mundial y volvió traumatizado tras perder en los campos de batalla franceses a todos sus amigos de juventud. ¿Quién no ha conocido a alguien así en su vida?
Siendo rapaz, Desmond estuvo a punto de matar a su hermano de un ladrillazo en la cabeza, lo típico si te has criado en un barrio obrero. La experiencia le dejó tan traumatizado que se hizo evangelista o cuáquero o miembro de alguna de estas religiones que te piden que sigas sus preceptos a rajatabla o de lo contrario te busques a otro dios más condescendiente. Esto no le impide alistarse en el ejército americano tras estallar la Segunda Guerra Mundial. Antes de esto se liga a una enfermera sexy, lo típico. La verdad es que es un poco irrelevante este último dato pero como se trata de un hecho real y toda historia que se precie debe de incluir un interés romántico, por leve que sea, pues ahí está la buena mujer, que también tiene derecho a aparecer en pantalla.
En el campamento de instrucción no se toman a bien que el bueno de Doss no quiera tocar un arma. Al fin y al cabo, si viene un japonés cabreado con la espada en alto a partirte en dos, siempre es agradable tener la certeza de que, si tú no puedes, al menos un compañero le hará entrega de un pedazo de plomo made in USA antes de que cumpla su cometido. Y claro, eso convierte a Desmond en un peso muerto y un peligro para su unidad, por lo que sus superiores intentan que se vaya a su casa. Pero de todas formas él quiere ser médico, que para eso no hace falta pegar tiros. Tras un contencioso legal que ríete tú de Matlock, consigue que el ejército le admita. Justo a tiempo para la mortífera Batalla de Okinawa.
El bautismo de fuego de su unidad es la cresta de Hacksaw, una explanada a la que solo se puede acceder escalando con una malla de cuerda, una pared vertical de piedra. Tras una andanada de artillería, los soldados suben con ardor guerrero y arremeten contra las posiciones japonesas. Tras una cruenta lucha repleta de casquería, miembros amputados, ríos de sangre, heridas de todo tipo, intestinos colgando y demás, son rechazados. Pero el campo de batalla ha quedado plagado de heridos y Doss no puede dejarles allí. Durante el resto del día y la noche siguientes se dedica a bajar, él solo a 75 compañeros, salvando sus vidas. Al final, no le queda otra que descender, tras ser perseguido por los japoneses hasta el borde de la cresta.
Con todo, al día siguiente volverá con otra unidad, siendo herido por una granada y evacuado al campamento base. La cinta termina con imágenes reales del soldado Doss y datos sobre su heroica acción. Película de Oscar y clásico instantáneo del cine bélico.
Con todo, como decía al principio, se puede decir que más que una película de guerra, es una película sobre los ideales de una persona, las fuertes convicciones que pueden guiar su vida y cómo uno debe aferrarse a ellas, si eso es lo que de verdad se cree. Hacksaw Ridge hubiera eclipsado el fenómeno hipster de La la land en otra época en que los valores significaban algo, pero en la actual sociedad, huera de ideales, huérfana de compromiso y dominada por el egoísmo pasará desapercibida por el gran público.
Mel Gibson demuestra una vez más que da igual lo que piense o lo que diga, película que hace, película que merece la pena ver.
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