Canta inculca la falsa idea a los críos de que los sueños se cumplen por muchas dificultades que te encuentres en el camino. Vosotros seguro que ya sabéis que no es así porque tenéis pelos en ciertas partes y más tiros pegados que un imitador de Rambo, pero no es plan de deprimir a los pobres niños, que ya tendrán tiempo de desilusionarse al abrir las bolsas de patatas chip y encontrarse con que el 75% de las mismas está compuesto de insípido aire.
El protagonista de esta película de animación es un koala, al que se le supone la edad adulta, porque, seamos sinceros, un koala siempre parecerá infantil por mucho que lleve tirantes y vista con traje y corbata. Dicho Koala, cuyo nombre no recuerdo, tiene un teatro y como está en la ruín ruina ya que la gente no quiere ir a ver a los de la ceja tocar ni actuar ni nada, decide organizar un concurso de talentos musicales. Curiosamente, en lugar de cobrar entrada para las audiciones, al fin y al cabo es lo que hacen los programas de televisión que ejecutan dicha idea, al final se queda con un puñado de animales a los que pondrá a actuar en pos de un premio. Porque en esta cinta solo hay animales, mucho más sencillos de animar y con mayor capacidad de empatizar con los críos, que son los que arrastrarán a los padres al cine. O al contrario, pues no hay mejor motivación para unos padres modernos que hacer fotos a su prole en el photocall de la película de moda.
La historia está repleta de tópicos, búsqueda de capital-riesgo incluida, y al final todo sale bien y los animales ríen y el sol brilla, para todos menos para el padre de uno de los cantantes, que pasará el resto de su vida en prisión gracias a la irresponsabilidad de su hijo, que en lugar de esperar a que su progenitor desvalije un barco, se larga a cantar gorgoritos por ahí. Lo curioso es que el padre le perdona. De nuevo hay que recordar que se trata de una película fantástica, tanto en el contenido como en el continente.
Al tener un papel tan destacado la música, podremos encontrar temas de distinto pelaje, muchos de los cuales se escuchan muy brevemente durante las audiciones. A destacar el "Aserejé" cantando por arañas, lo cual no sé si tomarme como una metáfora de las Ketchup, y el mítico tema de los Gipsy Kings: Bamboleo. Si bien la fama allende los mares de los músicos étnicos es bien sabida, desconocía que aquella canción de verano chorra de letra impronunciable, fusilada a Sugarhill Gang, hubiera tenido repercursión fuera de la piel de toro.
Otra cuestión a tener en cuenta es que pese a que hay varios temas actuales, son mayoría las canciones clásicas, las de toda la vida, empezando por Sinatra y terminando por Crazy Town (escuchar su Butterfly me dejó muy loco) Y esto es así porque pese a que se siguen produciendo buenas canciones, su número es tan escaso que no da para llenar una película de hora y media, aparte de que su alcance es infinitamente menor al de los temas del siglo XX, usados hoy día en multitud de productos culturales. Lo cual nos da una idea de la posibilidad de que en el futuro no exista un canon cultural común a nuestra civilización, sino infinidad de ellos, que repercutirá en los lazos que puedan crear entre sí las generaciones venideras, débiles al no tener en común ni siquiera eso, lo cual llevará a que puedan ser esclavizados por las grandes corporaciones. Y todo por no haber visto todo cristo Mazinguer Z mientras se comían un bocadillo de Nocilla sentados a dos palmos del televisor.
Pero bueno, sobre el poder unificador de los pechos de Afrodita - A hablaré otro día. En resumidas cuentas, película tópica, típica pero entretenida para tener a los niños callados un rato. Eso sí, no aprovechéis para follar que como os haya salido un hijo reaggetonero a los cinco minutos estará protestando. Tendríais que haber pensado lo de tomar precauciones hace muchos años. Yo solo digo eso.
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