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El hombre tranquilo


¿John Wayne fue joven alguna vez o siempre tuvo ese rostro cincelado en testosterona? Apuesto a que nació de una barrica de Whisky en algún país anglosajón con la misma configuración corporal que mostró durante toda su carrera cinematográfica. A lo Terminator pero más "Celebration of life".

En este clásico de John Ford le vemos como un señor en su madurez pese a que es un boxeador recientemente retirado, según se sabrá con el correr de los minutos, por haber matado a su contrincante en un combate. Este hecho repercutirá en su vida personal, pues tras regresar al pueblo de su Irlanda natal, comprar la antigua finca familiar, pelearse con su vecino y conseguir que este le de permiso para casarse con su hermana pelirroja, esta no querrá consumar el acto pues su marido no se atreve a reclamar el dinero que su hermano le hurtó, más o menos, ya que teme que la discusión desemboque en una pelea con los puños que le lleve a asesinar a otro hombre más. Y claro, antes pudo huir a Irlanda pero ya no ha estado en ningún otro país en el cual pueda esquivar los cargos por homicidio. Y no es plan de esconderse en un país que luego resulte que tiene tratado de extradición con los USA.

Nos encontramos ante una comedia costumbrista irlandesa. A muchos jóvenes hoy día les sorprenderá la catalogación de "Comedia", pues carece de gags con pollas o chistes de caca, pero antes de Reagan la vida era muy seria y con cualquier cosa ya te reías. Pasa igual que con el sexo, que la gente se hacía pajas con un tobillo. ¡Un tobillo! Que hay nubes más excitantes que eso.

Aunque está ambientada en los verdes prados de Irlanda y rodada dios sabe dónde, muestra la vida diaria en cualquier pueblo occidental: el recelo ante el forastero, las costumbres ancestrales sin ningún sentido, la dificultad de mojar el pizarrín, el que solo puedas ligar con la hija del panadero, el sentido de comunidad, la presencia del párroco como faro de la misma... aunque en pocos pueblos verás mujeres como Maureen O´Hara. 

En la película vemos el ideal hacia el que todos los pueblos de la Tierra deberían tender: un lugar tranquilo donde apenas ocurre nada, se trabaja poco y bien, donde todos son felices, todos se conocen y comparten cervezas y canciones al calor de una chimenea en lugar de liarse a tiros por el lugar por donde pasa un arroyo, de criticar a la hija de la Amparo por ser una fresca o de mearse en las coliflores del huerto de al lado solo porque te miró mal en misa. Qué asco da el ser humano. Menos mal que siempre nos quedará John Ford para calmar nuestros espíritus atribulados por el violento devenir diario.
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