Decepcionante es poco. Solo es comparable en tamaño al peluquín que Eph llevaba en las primeras temporadas.
¿De qué sirvió la revelación de Setrakian poco antes de morir? Esa chorrada de separar al Maestro de sus colaboradores, ¿de qué iba? Digo más, ¿para qué demonios sirvió el Óxido Lumis? Si al final mataron al Maestro con una bomba nuclear, como hizo este con sus vampiros rivales. En las novelas, en el libro cubierto de plata se detalla el punto específico de la geografía americana en el que debían accionar la bomba, pues no valía cualquiera. De hecho, para matar a los "Antiguos", el Maestro no necesitó reventar el cuerpo de estos a bombazos sino hacer explotar varias centrales nucleares cerca de... no lo recuerdo muy bien, pero el caso es que los vampiros primigenios no eran más que las partes de uno de los ángeles enviados por Dios a Sodoma y Gomorra, al que se le fue la pinza y tuvieron que matar. De sus restos surgieron los strigoi. Un componente místico este que ha estado totalmente desaparecido de la serie, toda vez que el Óxido ha sido una simple excusa para poder grabar más capítulos, y por ello, con el comodín nuclear, que tan pronto nos libra de un meteorito como de una plaga vampírica, tiran millas y se despreocupan de dar cualquier otra explicación.
The Strain comenzó como una superproducción con actores importantes, como el Hobbit aquel, el tipo que hace de Eph o de Setrakian, que salía en Juego de Tronos, pero finaliza su emisión como una teleserie de Antena 3, a causa de su, presumo, alarmante falta de fondos.
Este último episodio tiene lugar principalmente en una localización. Carece de épica, de emoción, de acción, de iluminación. Y lo que es peor... el Bastardo Hijo de Puta se redime. Es él quien acciona la bomba, toda vez que el Maestro logra hacerle un bukkake a Eph, con el que transfiere su esencia a su cuerpo lozano. Al menos muere, pero era lo esperado.
No sé por dónde empezar a comentar estos últimos 40 minutos de la serie de Del Toro... No lo voy a hacer. Es absurdo. Tras huir de los vampiros que no les rodeaban tan bien como parecía, llegan a un túnel muy profundo donde deciden tender una trampa al Maestro. Este decide ir a por la bomba, porque ¿qué manera de estar seguro de que no te va a matar que estar lo más cerca posible de ella? Y en fin, al final lo hacen, Quinlan muere como una cucaracha y lo dicho, el Niño le da al botón rojo, cerrando el círculo. Él lo empezó, él lo terminó.
Lo poco bueno que quedaba pereció junto a Setrakian y Eirchost. El resto ha sido un penoso arrastrarse hasta la meta final. Si se hubieran circunscrito al libro... o ni siquiera eso, tengo la convicción de que si hubieran tenido mucho más presupuesto habrían podido redondear una gran historia, que se queda coja. Es algo que se nota con dolorosa evidencia en los últimos capítulos. No puede ser que una serie en la que se intuye la grandeza de un plan de dominación mundial vampírico, se desarrolle en una cueva mal iluminada y varias habitaciones de hospital.
Y hasta aquí llegó el viaje. Han sido unos años repletos de emociones, de suspense... para nada, como ocurre con tantas y tantas series, aunque no se ha llegado a alcanzar, por suerte, al lamentable final de Lost. Toca esperar a su sucesora.
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