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El colapso - Serie completa


El éxito de esta serie francesa, creada por el movimiento "Les parasites", se está extendiendo como el fuego en la hojarasca gracias al boca a boca, toda vez que en España solo puede verse de forma "legal" en la plataforma Filmin, de escasa difusión en la península si la comparamos con los pesos pesados del streaming, aunque cuenta con títulos muy interesantes. Además, de forma más... tortuguesca, no podía encontrarse en ningún lado hasta hace pocos días. En cualquier caso, en cuanto tuve oportunidad, me rendí ante la enésima serie apocalíptica aunque, gracias a dios, esta vez sin zombis de por medio.

He leído por ahí que no aporta nada original al subgénero, y es cierto, aunque ya está todo inventado en el mismo. Todavía queda espacio para la originalidad pero no en cuanto a narrar un colapso se refiere. Nos encontramos ante ocho capítulos de apenas 20 minutos de media, escenas de un apocalipsis muy cercano, que tiene lugar desde días antes del mismo hasta algunos meses después.

Creo que muchos se centran en esta poca originalidad para criticarla, cuando hay otros motivos igual de espúreos para hacerlo. Por ejemplo, el poco realismo. Sí, los episodios son angustiosos, especialmente el de la gasolinera, la comuna, y por otros motivos, el del aeródromo, pero pecan de irreales. En todo momento se nos muestra una violencia muy light que no se corresponde con lo que vemos diariamente en nuestras calles en una situación de aparente normalidad social.

En el episodio del supermercado, los clientes que no pueden encontrar apenas comestibles y productos higiénicos se muestran muy educados. Vale, la serie es francesa y su sociedad es bastante más educada que la española, pero no es de recibo que en "La gasolinera", los clientes esperen mansamente tras la línea a que les den combustible. ¿Qué les impide cogerlo? ¿Las convenciones sociales? Eso puede explicar el hecho de que la turba se lance al saqueo cuando el policía es derribado de un palazo por la señora a cuyo marido ha disparado instantes antes. Cuando la gente se da cuenta de que la autoridad ha desaparecido, los grilletes del buenismo saltan por los aires y aflora la naturaleza salvaje del ser humano, domesticada por la civilización.

Pero si hay algo que de verdad escuece son los episodios protagonizados por el matrimonio de millonarios, porque trata un tema en el que siempre he pensado. En un mundo en el que el dinero ya no vale ni el papel en el que está impreso, ¿qué tienen que aportar? El millonario ha estado pagando un seguro ante desastres para que le lleven a una isla, pero en el momento en que el sistema cae, ¿por qué los dueños de la isla van a permitir que un señor fofo y su esposa consuman sus recursos? En un momento dado, el millonario amenaza al interlocutor, que le informa de que debe de estar en el aeródromo en 15 minutos, de que si no le esperan llamará a sus abogados, y este le dice que es inútil. Pues claro que lo es, como las obras de arte que insiste en llevarse consigo al búnker. No valen ya nada. 

Haciendo un esfuerzo, podría entenderse si existiera cierta esperanza de revertir la situación y recuperar la civilización a medio plazo, pero eso no será así por algo que podemos ver en "La central". Me gusta que hayan tratado el tema de las centrales nucleares, algo que solo he visto en "The last man on Earth". Y es que si la civilización cae y nadie las mantiene, saltarán todas por los aires, irradiando gran parte del planeta, haciéndolo inhabitable. Es el fin de la humanidad civilizada. ¿Van a trabajar los que han construido y mantenido la isla para que unos millonarios vivan con comodidades mientras ellos se parten el lomo? Es absurdo. En el episodio "La comuna", un grupo de personas llegan a una granja en la que unos preparacionistas se atrincheraron esperando el final. Cuando les preguntan a qué se dedican, ninguno tiene habilidades útiles en el postcolapso. No son útiles y por ello son rémoras, bocas que alimentar para nada. El que el consejo de la comuna termine aceptando al grupo sirve únicamente como artificio dramático. Es irreal. El sistema cambia, y con él las prioridades, el concepto de valor y de riqueza. Ya lo decía Tía Ama en Mad Max 3: Antes del apocalipsis no era nada, pero el día después, seguía viva.

Pese a todo, es una serie que merece la pena verse, con momentos de angustia sobrecogedores, exacerbados por la situación que estamos viviendo. Coincido con las críticas en que el último episodio desentona, pues se trata de una burda medio explicación del colapso que podrían haber aprovechado para mostrar algo más de la Francia postapocalítpica. Por ejemplo, mostrando cómo en la isla los millonarios trabajarían como esclavos de los que al final ostentan el poder real: los que tienen los recursos vitales. Como nota curiosa, los otros "franceses" son totalmente ignorados en la producción, de ahí lo de la violencia casi bucólica que se muestra.

En definitiva, una serie que merece la pena verse, sobre todo pudiendo hacerlo de una tacada, y que sirve como preparación para lo que nos espera en esta década tumultuosa que vamos a vivir.

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