No late porque es de cartón piedra. Nos encontramos ante una serie documental sobre la vida de Sergio Ramos en un periodo corto de su vida, coincidiendo con la debacle de Lopetegui, a semejanza de otros productos como Varane, esa leyenda del fútbol mundial, o Aduriz, el Pelé negro. En él podremos ver retazos de su vida, que incluye su profesión de deportista y su faceta de padre y esposo de Pilar Rubio, durante algunas semanas.
Como cualquiera se podrá imaginar, todo está orquestado y medido al milímetro para mayor lucimiento del defensa del Real Madrid y Capitán de la selección española. Sin ir más lejos, en una de las entregas, tiene una conversación con su mujer repleta de tópicos cual entrevista informal con periodista deportivo en un reservado de discoteca. No hay frescura, no hay naturalidad, son todos actores en el show de Sergio Ramos en el que es protagonista y director. O mejor dicho, su representante. Si hasta yo he tenido conversaciones más afectuosas y menos encorsetadas con el cajero de mi barrio que Ramos con su hermano.
También podremos ver en pequeñas entrevistas a jugadores míticos del equipo merengue como Hierro o Raúl, que parece sacado de las Barranquillas. Le pillarían en el día de la colada.
Tras ver los 8 capítulos de 24 minutos de duración, me pregunto si habría cambiado el enfoque del documental de haber sido un buen año para el Real Madrid, situación que hace una pizca más interesante este producto, por otra parte vacío y carente de contenido, más allá de irrelevantes cotilleos y pequeños aspectos de la vida de Ramos, que falla en su objetivo de mostrar cómo es el jugador fuera del campo o dentro de él. Lo mismo hubiera servido mostrar un muñeco a escala de su persona y colocarlo en su casa.
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