Cuando creías que aún quedaban cosas originales, viene "Face Off" en la Segunda Guerra Mundial. Los nipones han atacado Pearl Harbour y a los americanos no les queda más remedio que entrar en la guerra . A un soldado americano que habla japonés le cambian la cara para que parezca asiático y ¡después! le hacen las pruebas para ver si es apto para una peligrosa misión. Que vaya gracia si no las hubiera pasado, con cara de japonés toda la vida para nada.
Por aquello de haber sido rodada durante la contienda, y porque los que había estaban en campos de concentración, no usaron a un actor japonés para el protagonista, sino que le añadieron a un americano prótesis grotescas que hacen que parezca que le ha picado un enjambre de abejas. En cualquier caso, da el pego y el enlace que le transporta a las orillas del imperio del sol naciente, no se cosca de la jugada. Lo más sorprendente, el pavo le dice "Que la suerte te acompañe" al Nicolas Cage nipón. Seguro que sirvió de inspiración a George Lucas o Mel Brooks.
El título es engañoso porque el espía no va a Tokyo sino a un campo de prisioneros donde tienen retenido a un importante científico, único que sabe la fórmula de la Coca Cola, solo que para los japoneses no es más que otro estúpido gaijin. El objetivo es liberarle antes de que sus carceleros se den cuenta. Quizá por eso lo sueltan en la playa sin nada: ni dinero, ni documentación, ni verguenza. Tiene que matar a un soldado despistado para hacerse con su uniforme y colarse en el campamento. Que debería haber pleno empleo en aquella época porque le cogen enseguida para trabajar en el economato.
En el campo se encontrará, porque el mundo es muy pequeño, con un viejo amigo con el que jugaba al ajedrez. Ahora son enemigos, aunque nunca se cayeron bien, y el tratar de evitar que le descubran será el eje de la cinta, ya que el japonés malvado sospecha, achinando aún más los ojos si cabe, que hay americano encerrado. El final no vale la pena ni contarlo porque es tan previsible como un capítulo de La casa de la pradera.
Una película clásica con todos los tópicos de la época: escenarios de cartón pluma, interpretaciones de opereta, música orquestal, una chica guapa entregada al amor y gente haciendo de otras razas, que lo ve un joven de hoy día y le da un ictus súbito por lo de la apropiación cultural o algo así.
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