El genero zombi estaba en franca decadencia, con The Walking Dead arrastrándose por las audiencias, como parte de su reparto, y los libros sobre el tema cogiendo polvo en las estanterías o calentando con las generosas llamas que producen sus hojas, las frías noches de los mendigos del Upper East Side; pero de alguna manera, Zack Snyder consiguió que Netflix le soltara un fajo de billetes para filmar esta historia, cuyo nombre está cogido por los pelos. Quizá fuera el éxito del Snyder Cut de La liga de la justicia. Nunca lo sabremos porque no pienso buscar información al respecto.
El inicio de la película es el mejor anuncio contra el sexo oral en carretera que se pueda hacer. Una mamada será la responsable de millones de futuras muertes, como lo de Troya o la Séptima Copa de Europa del Madrid; pues el afortunado conductor que transita las desoladas carreteras de Las Vegas, receptor del beso francés, choca contra un convoy militar que transportaba un zombi porruo, como dirían por el sur de España, que tras acabar con toda su escolta de milicos, dirige su sed de sangre hacia la Cíbola moderna que brilla en mitad del desierto.
Sigue después una escena de créditos nada original a ritmo de una versión dolorosamente lenta de un clásico de la música que ahora no recuerdo, creo que Viva Las Vegas, en la que explican el desarrollo del brote y cómo están las cosas en el momento en que arranca la historia. A destacar esa genialidad militar de lanzar paracaidistas en una ciudad cuyas calles están atestadas de zombis. Queda bonito. Absurdo, sí, pero bonito.
La historia está plagiada de Aliens: el regreso. Un grupo de supervivientes tiene que ir a la ciudad muerta para robar 200 millones de dólares sin declarar. Les acompañará un hombre de la compañía que les contrata cuyo plan es capturar un ejemplar de muerto viviente porque la zona va a ser vaporizada en breves y la sustancia que convierte a los seres humanos en ciegas máquinas de matar es muy suculenta para hacer armas que luego vender a un alto precio. Tenemos hasta a la Vázquez de turno que sin disimulo lleva casi el mismo pañuelo portorriqueño que la coprotagonista de la película de Cameron, acabando igual de mal, claro, porque muere hasta el apuntador. De hecho de los 40, exagerando mucho, que van a la ciudad, solo se salva la hija de la Bomba Batista, que al menos ha heredado unos globos oculares y cierta distancia entre los mismos.
Claro que no he contado que para entrar en la ciudad deben hacerlo a través de un campamento de refugiados puesto ahí porque hay que hacer crítica social con los mexicanos, no tiene sentido su existencia. Una vez dentro, descubren que los zombis no son muertos vivientes sino miembros de una nueva especie, algo así como el coronavirus, que ha convertido al 80% de la gente en gilipollas. Parece que son normales, pero no, son gilipollas. Vamos, al menos es lo que deduje al ver que una de las zombis estaba embarazada. Que ya podría haberse dado de baja y enviar a unos obreros zombis para ocuparse de los intrusos. Pero claro, las zombis quieren igualdad y luego pasa lo que pasa, que la matan y pierde al chiquillo zombi, que a la postre era hijo del zombi porruo, que se coge un rebote que para qué. Total, si se puede tirar a cualquiera. A todo esto, ya te da igual todo y solo quieres lo que llevas esperando desde que viste el tráiler: un duelo a hostias entre el Zombi Alpha y la Bomba Batista. Y cuando llega... ¡AY! Tiene lugar en el minúsculo compartimento de pasajeros de un helicóptero, en el que tienen menos maniobrabilidad que un atleta en su cama de Tokyo 2020, en lugar de la azotea de un hotel de 5 estrellas con el desierto en la lejanía y los brillantes edificios a su alrededor mientras suena un riff de guitarra a todo volumen. ¿Por qué ese desprecio a la espectacularidad? Porque la película se toma demasiado en serio y se convierte en una historia de zombis del montón, además, tienen que hacer que la muerte de Batista nos importe algo. ¿Pero cómo nos va a importar si tiene combate la semana que viene? ¿Qué más dará?
Película, pues, comedida, con pocos, y pequeños, escenarios que nos aleja de la grandiosidad de una superproducción y nos acerca a un film indie sobre zombis, por suerte, sin disertaciones sobre Los Planetas. Eso sí, sale un tigre zombi, justificado porque mola. Poco aprovechado. No la veáis a menos que seáis fans de Undertaker.
+ comentarios + 1 comentarios
Hard Rock Hotel & Casino Atlantic City – Hotel Directory
Hard Rock Hotel & 당진 출장마사지 Casino Atlantic City. View reviews, amenities, & 상주 출장샵 phone number 경주 출장샵 of Hard Rock 광명 출장샵 Hotel & Casino Atlantic City, 오산 출장마사지 including address,
Publicar un comentario