Enésima producción audiovisual de temática zombi, en esta ocasión proveniente de la industria de Corea la mala, que tras el éxito de Train to Busan intenta dar el pelotazo y retirarse a bailar el Gangman Style en San Francisco.
En esta ocasión es una serie de Netflix, no se si original, aunque tampoco es que importe mucho, en la que se desata un apocalipsis zombi en la ciudad de Hyosan, con epicentro en su instituto de educación secundaria, donde un malvado profesor de ciencias ha creado un virus que convierte al que entra en contacto con él en una bestia sedienta de sangre; el mismo efecto que ver Los últimos Jedi. Sus intenciones eran buenas porque quería que su chiquillo sacara toda la rabia acumulada por los abusos sufridos por unos matones y les plantara cara. Le salió rana el experimento, ya se sabe que el infierno está empedrado de buenas intenciones, y el chiquillo se convierte en un hooligan del Millwall; con lo fácil que hubiera sido empujar a los abusadores por la escalera sin tener necesidad de echar mano del Quimicefa.
Una alumna descubre en el laboratorio del profesor un ratoncillo, y como fan de Prometeus, acerca el dedo de las pajas, encima el más valioso, a la jaula que contiene al animal, solo para que este le muerda. Ya la tenemos liada. Y como se encuentra mal, se la llevan al hospital, no sin antes morder a la enfermera del insti. Se armó el pitote. Ya está toda la ciudad de romería.
En el instituto el terror invade las aulas. Los alumnos corren, los zombis, o más bien infectados porque corren mucho, muerden a todo cristo, los espectadores se preguntan en qué derivará esto... Pues en el síndrome de la granja de The walking dead. Y es que pronto la acción se detiene y se centra en varios grupos de supervivientes, la mayoría de alumnos, que se enfrentan a complejas decisiones morales como dónde cagar dentro de la habitación en la que se han refugiado y que luego no tienen sangre para tirar por la ventana a una compañera que ha contagiado a propósito a un chaval porque no tiene amigos, y no me extraña porque siendo tan asesina, como para ser la reina del baile.
En resumidas cuentas, voy por el cuarto capítulo y he hecho más uso del avance rápido que un europeo viendo la Superbowl para llegar a la actuación del medio tiempo.
Tiene cosas buenas, como el streamer que va a la ciudad para comprobar que son ciertos los rumores de zombis por las calle, pero su aparición es anecdótica, al igual que la duración de ciertos personajes que parece que van a tener importancia en la trama, como la niña embarazada o la madre del restaurante, que mueren sin decir "esta boca es mía". Esto descoloca un poco. Luego aparece la figura del zombi humanizado o el humano zombificado, aquel que siendo mordido se contagia pero sigue siendo manteniendo su conciencia. Son dos personajes los que sufren de este síndrome, ambos igual de malos, acosador y acosada. Hubiera estado bien una pelea a muerte entre estos dos pero al acosador lo usan de némenos del protagonista y con la otra no se que pasa porque no terminé de completar la serie, solo vi escenas del final.
Algo típico de la idiosincrasia coreana es que el objetivo de los alumnos es pedir ayuda ¡¡y que los rescaten!! ¡Son incapaces de hacerlo por ellos mismos sin la guía de los adultos! Otro ejemplo típico de personalidad asiática, es que un bombero no va a buscar a su hijo ¡¡¡para salvar a un politico!!! JA JA JA. En una situacion así, aquí en España, no quiero decir lo que pasaría porque me llevan preso, pero yo si fuera concejal de fiestas estaría rezando todos los dias para que jamás se levanten los muertos de sus tumbas.
En los comentarios del trailer, alguien subrayaba que iba a ser la primera vez que en un producto audiovisual sobre zombis, los protagonistas conocían la existencia de los mismos, de hecho se hace referencia en el primero capítulo a la mencionada "Tren a Busán". Pues bien, eso no se ve trasladado a la trama. Si no supieran lo que son el resultado hubiera sido igual. Otra idea desaprovechada.
Creo que es el momento de tener una conversación seria sobre los zombis y dejar de usarlos como metáfora de la sociedad o para mostrar que los malos de verdad somos los humanos. En el episodio 4 te meten un flashback sobre el bullying. ¡Que media ciudad se está comiendo a la otra media! ¿Qué me importa que metan a un niño en una lavadora? Por otra parte, debe dejar de tratarse cómo sobrevive el hombre y centrarse en cómo lo hace la sociedad. Solo de esa forma podremos evitar que los muertos vivientes se devoren a sí mismos y desaparezcan de la faz de la Tierra.
Puntuación: 1 cerebro de estudiante repetidor de 5
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