He de admitir que Ready Player One me fascinó con todas las referencias a personajes de la cultura popular, la estructura de videojuego, el estilo directo y sin florituras de Kline... Me lo leí en dos tardes y quedé muy satisfecho. Cuando me enteré que Spielberg quería llevarla a la gran pantalla me dije que no sería posible ante la apabullante muestra de propiedades intelectuales que se desplegaba en sus páginas. Pero el caso es que le quedó un producto bastante resultón que no desmereció la obra de la que bebe.
Sin embargo, cuando anunciaron que se estaba escribiendo su continuación, no pude evitar exclamar un escéptico y sonoro: ¿Cómo? Y es que el primer libro era autoconclusivo. Nada hacía presagiar que las vidas de sus personajes pudieran continuar en la senda de las letras, por mucho que pudiera haberse publicado juegos, series, comics o películas derivadas. Puede que esa desconfianza hacia un producto que a todas luces parecía estar siendo confeccionado en busca de un torrente de dinero fácil, hiciera que tardara más de un año en empezar a leer Ready Player Two desde que lo desCOMPRÉ. Por desgracia, no me equivocaba.
Esta continuación me la he leído también en tres tardes, pero he hecho algo de trampa porque ha habido pasajes que he leído en diagonal, sin causar perjuicio a la trama, ya que superaba mi nivel de tolerancia al sufrimiento.
El libro está preñado de referencias a la cultura popular de los 80 - finales de los 90, tantas que da vergüenza ajena. Se notan metidas con calzador, a destiempo, innecesariamente. A menos que tomemos a los protagonistas como un atajo de psicópatas esquizofrénicos, lo cual no descarto que sea lo que propone el autor. Para empezar, parte de la presunción de que los niños de mediados del siglo XXI pudieran estar interesados en la cultura de finales del siglo anterior, cuando ahora en 2023 nadie de menos de 18 años cree que existiera vida inteligente antes del año 2000. Esta incongruencia no se notaba tanto en el libro anterior, quizá porque las referencias no eran tan oscuras como en su continuación. En el capítulo que tiene lugar en el Instituto Shermer, escenario de muchas películas de John Hughes, se pasa lista a una serie de actores y sus respectivos personajes que se hace cargante si no has visto todas las peliculas a las que hace referencia o simplemente tienes mala memoria para los nombres. La mayor parte de los cuales no sonarán de nada a nadie que no sea americano y mayor de 40 años. Es significativo del tono del libro el que vayan a una representación de "La chica de rosa". ¡La chica de rosa, tete! De entre los millones de películas clásicas, ¡la chica de rosa!
Además, se sube al carro Woke, porque hay que asegurarse unas ventas por si las moscas, con quejas contra el racismo de Tolkien porque todos los personajes del Señor de los Anillos son blancos. En este RPT no podría decir si el protagonista es negro, blanco o jamaicol y solo recordaba que Hache era mujer y negra lesbiana en las ocasiones en que el autor lo señalaba, como si fuera Copito de nieve en el Zoo de Barcelona. Tú también tienes derecho a existir, parecía que insinuaba a veces.
Lo woke pasa tambien por la deconstrucción del mentor masculino blanco, ese James Holliday creador de Oasis, transformado en maniaco psicópata por culpa del amor que profesaba por la mujer de su amigo, a la que le escaneó la cabeza sin consentimiento para crearse una réplica virtual a la que convertir en esclava sexual. Algo que hoy día hacen muchos entrenando modelos de Stable Diffusion con las imágenes de sus compañeras de oficina. No le salió bien y de ahí el desencadenante de la historia, la cual se resume en otra búsqueda del tesoro. Este Ready Player Two es a Ready Player One lo que el Episodio VII de Star Wars fue al IV: una bazofia que tiene su cúlmen en la batalla contra los Prince, que no me quedó más remedio que obviar, ahorrándome un puñado de páginas.
La historia acaba apresuradamente, con un giro que parece pensado más para ser representado en una serie de TV o una película. Imagino que no le quedaban referencias para un capítulo más. Una secuela totalmente innecesaria que, diría, cierra la puerta a este universo, o no. Desde luego, si saca Ready Player Three, espero que lo subtitule "Gimme your money, bitch!".
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