Esta pieza estaba destinada a ser emitida en los centro de reclutamiento a lo largo de todos los Estados Unidos. Sin saber cómo, ha acabado en el catálogo de Netflix España, donde no es necesario convencer a ningún cani de que entregue los mejores años de su vida al Tío Sam y sus ansias por dar por saco a lo largo y ancho del mundo.
Lo peor de esta propaganda, con una calidad de producción sobresaliente, eso sí, es que no cuenta nada más allá de a qué se dedican las distintas bases que tiene esta rama del ejército americano en ambas costas. Curiosamente, no hay ninguna en el resto del país. Quizá Stalin habría dado un ojo por esta información pero en el siglo XXI, en el que sabemos el color de los calzoncillos de cualquier general de dos estrellas gracias a los selfies de las limpiadoras, carece de valor.
El documental, de apenas media hora de duración, está narrado por Gene Hackman, ex-marine, o como él dice: marine, sin el ex, pues cuando ingresas en el cuerpo, ya no lo dejas ni después de muerto, en el que si acaso dejas de "ser" pero nada más, algo así como los mormones.
No considero que haya perdido el tiempo con su visionado, pero no se lo recomendaría ni a miembros en prácticas de Al-Qaeda. Mucho mejor "El sargento de hierro" para entender la idiosincrasia del cuerpo más laureado del ejército americano.
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