"¡Qué apasionante, un documental sobre el principal órgano del aparato digestivo! No sé cómo me lo he podido perder. Ahora mi vida no tiene sentido". Seguro que estas palabras han salido de tu boca al leer el título de este post o al menos lo has pensado si no eres un maniaco psicópata. Pero, en contra de lo que el sentido común nos quiera hacer entender, se trata de un documental apasionante sobre algo a lo que no prestamos mucha atención más que cuando nos vamos por la "pata´bajo" en mitad de un trayecto en bus a un templo tailandés sin baño a la vista.
El estómago no solo se dedica a digerir la comida que engullimos sino que sirve como catalizador, moderador o configurador de la personalidad. A todos se nos agria el carácter cuando llevamos varias horas sin comer, y nos relajamos con el estómago lleno. Si bien estos cambios de humor pueden estar motivados en parte por cuestiones de rendimiento energético o de eficiencia sistémica, entra en juego otro factor sobre el que yo, personalmente, nunca me había parado a pensar: las bacterias que viven en nuestro organismo.
Y es que una de las premisas que más me sorprendió fue descubrir que la presencia o ausencia de tales o cuales bacterias en nuestro intestino, puede hacer que nos comportemos de forma más o menos agresiva o que no nos engorde tanto la Grand McExtreme Bacon que cenamos tras una sesión de cine. Y es aquí donde me surgen dudas pues en ese caso, el libre albedrío queda reducido a las bacterias que te pueda traspasar, ya no solo tus padres, sino la matrona que ayude a tu madre en el parto, las que se puedan encontrar en el paritorio, las que nos colonicen cuando nos metamos en el mar... Es un mundo fascinante sobre el que apenas la comunidad científica está empezando a descubrir ahora (al menos que se sepa) y cuya aplicación práctica queda aún muy lejos por desgracia. Se hablaba de una determinada bacteria que reduce a la mitad las calorías que comemos, probado en ratones claro. Está el tema ético. Si las bacterias cambian el comportamiento, ¿qué impide que en un futuro se viertan en las reservas de agua potable toneladas de bacterias "pacificadoras"? Desde luego, bien no vamos a acabar.
También se hablaba de cómo curar enfermedades a través del tratamiento del estómago, del colón irritable, de las diferencias entre la medicina occidental, que estudia los órganos como simples unidades diferenciadas, y la oriental, que trata el cuerpo humano en general como un sistema. En definitiva, un documental que no te puedes perder aunque no te interese el cuerpo humano más que en su turgente recubrimiento exterior.
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